Tokyo, día 7. Yanaka, Samba, Gatos

Buenas tardes,

Hoy hemos pasado la mañana día en Yanaka, el barrio más "templado" de Tokio.

Y no me refiero únicamente a la temperatura, si no a la alta concentración de templos, cementerios y otros lugares religiosos en la zona.

Como muestra, mirad el siguiente mapa. Las "esvásticas hacia la izquierda" en Japón sirven para señalar un templo budista en un mapa. Sin embargo, también hay casas residenciales, frecuentemente pared con pared con templos milenarios.

Una parte significativa de la superficie del barrio es un gran cementerio. Es fácil imaginarse que estás en una ciudad distinta. Aunque en algunos puntos Tokyo se encarga de recordarte dónde estás. En este caso la Tokyo Sky Tree nos saluda desde lejos:

En un cementerio anejo a uno de los templos, encontramos esta figura refulgiendo bajo el sol. A su lado, un Buda dorado.

Me encantó esta veleta-reloj a la entrada de este colegio o similar. Creo haber visto algo parecido en algún manga, pero no recuerdo cuál.

En el barrio también hay una calle comercial, con puestos que venden souvenirs y restaurantes de toda índole. Al final de la calle encontramos este puesto regentado por dos señoras, a las que les compramos dos cajas de bento a muy buen precio (300 yenes / unos 3 euros cada una).

Aquí tenéis un primer plano de una de las cajas. Nos las comimos sentados en una acera, al lado de una farmacia.

¡Estaba riquísimo!

Fue divertido porque en un momento dado nos tuvimos que levantar para que un coche pudiera maniobrar al salir de un garaje (necesitaba subirse a la acera). Y en otro momento dado una señora nos advirtió de que "en breve algo iba a pasar por esa calle". Al principio no entendimos el qué.

Luego caímos en la cuenta de que sería una de las "procesiones" que nos habíamos encontrado. Todas tenían los mismos elementos: un tambor muy decorado al final, tocado por dos niños, y precedido por una larga cuerda de la que tiraban niños y adultos (bastantes ancianos). Un adulto con altavoz iba gritando algo que los "tiradores de cuerda" repetían. Nos cruzamos con 3 de estas procesiones en diversos puntos del barrio.

Ya volviendo a la estación de metro nos encontramos estas jovencitas vestidas con el típico kimono japonés, con un toque divertido: gatitos.

Tras dejar atrás Yanaka nos dirigimos rápidamente a Asakusa, con la idea de ver el Festival de Samba de allí, que se hace una vez al año. Aquí tenéis el cartel publicitario:

Sim embargo llegamos un poquitín tarde. Cuando llegamos había cuadruple fila de espectadores, y el desfile había pasado casi completamente. Esta foto ilustra cómo se veía el desfile desde la mejor posición que pudimos tomar:

Después de la "refrescante" experiencia, volvimos al hotel a darnos una ducha y cambiarnos de ropa, para ir a nuestro siguiente objetivo: visitar un Nekocafé!

Los Nekocafés son básicamente sitios a los que puedes ir a acariciar gatos (Neko = gato en japonés). También es posible tomar un café, o alguna otra cosa de una máquina, pero vamos, lo del café es una excusa. Es un sitio al que vas a ver y manosear gatos. De hecho, te cobran por tiempo: nosotros estuvimos 30 minutos y nos costó unos 800 yenes / 8 euros. Y las bebidas van aparte. También hay varios artilugios de índole gatuna (peluches-gato, platos-gato, pantuflas-gato, etc.) si a uno le sobran unos yenes.

Aquí podéis ver a Olga preparada para rascar todos los lomos peludos que se dejaran:

Y aquí ya en plena faena:

Prometo no abrasaros con fotos de felinos; aunque confieso que tenemos muchas. Lo que no puedo dejar pasar es la sección de papelería del local.

¡Había dos estanterías llenas de mangas protagonizados por gatos!

Por último, sin salir de la zona de nuestro hotel (Ueno), unos udon muy ricos a un precio muy bajo de nuevo (apenas 300 yenes, o 3 euros).

Y ésto será todo desde Tokyo. Ahora toca doblar la ropa que acaba de salir de la lavadora, cerrar las maletas, y prepararlo todo, que mañana temprano abandonamos la ciudad y nos vamos a Matsumoto y Takayama. En principio deberíamos poder escribir desde allí sin problemas, pero no es seguro, así que, ¡hasta la próxima!