¡Hola a todos!
Ayer tocó un "día campestre". Decidimos visitar un conjunto de templos en una ciudad a dos horas en tren de Tokyo, llamada Nikko. Un trayecto en autobús nos dejó en el puente de Shinkyō:
El atractivo principal de Nikko es su gran conjunto de templos. Uno de ellos está siendo restaurado, y seguirá estándolo hasta 2016. Lo que a mí me llamó la atención es la construcción temporal que han montado alrededor del templo. Es un edificio entero. Esta gente lo hace todo a lo grande.
Aquí me tenéis posando delante de una torii. Nuestra guía de Tokyo nos explicó que estas "puertas" separan el mundo "terrenal" del "bendito". Son "anidables"; puede haber toriis dentro de otras toriis. Mientras más se atraviesan, más bendito es el terreno. Mi "nivel máximo de bendición" de momento ha sido 7.
Los templos de Nikko son más recargados que los que habíamos visto en Kamakura. Observad los dorados y los relieves. Es el barroco nipón.
Otra característica de los templos de Nikko es la abundancia de "lámparas de piedra" (doros). Había hileras enteras de ellas. Aquí podéis ver algunas detrás de Olga:
Después de visitar el conjunto de templos de Nikko, fuimos a ver Kanmangafuchi. Es un lugar geológicamente curioso: primero, un volcán cercano erupcionó, llenando el terreno de magma. Luego, a lo largo de muchísimo tiempo, un río fue erosionando la roca volcánica, creando curiosas formas. Aquí podéis ver a Olga en uno de los salientes formados por el río. El agua se ve tremendamente azul por las rocas de debajo.
Lo siguiente que pasó geológicamente hablando es que alguien llegó y talló 100 estatuas de monjes (o jizo) en un lateral del río.
Más tarde, seguramente alguien distinto decidió que los jizo podrían tener frío (incluso en agosto, a 35 grados) así que les hizo baberos y gorros rojos. Y aquí me tenéis.
De los 100 jizos originales, quedan 70 más o menos "en pie". Hoy quedan unos 70, en diferentes estados de ruinosidad. Algunas cabezas parecen haber sido sustituidas por piedras, y en algunos casos, el jizo entero parece haber sido sustituido por una lasca grande:
La leyenda dice que a los fantasmas del lugar les gusta jugar con los visitantes cambiando regularmente la configuración de las estatuas - moviendo una cabeza de sitio, y cosas así. Yo apuntaría más bien a la persona que cuida de los gorros y baberos, y a algún turista, principalmente a los españoles.
También dice que los jizos son guardianes de los espíritus. Y ésto tiene sentido. Subiendo unas escaleras que salían del camino principal, encontramos un pequeño cementerio, que sin ser ningún experto puedo decir que parecía realmente antiguo.
(Por si alguien llega aquí desde google o algo así: Para llegar a Kanmangafuchi hay que seguir la acera que sale del Puente de Shinkyō en río arriba, sin separarse del río, durante una media hora, atravesando un poblado. En un momento dado no hay más remedio que cruzar un segundo puente. Pasando una central eléctrica, a la derecha unos 500 metros, está Kanmangafuchi.)
Por último, de vuelta a la estación de tren, comimos en Hippari Dako, un lugar muy famoso entre "guiris". Sus yakitoris (bolas de carne en la foto de más abajo) eran deliciosos. Sólamente había 3 mesas, así que compartimos la nuestra con otra pareja. ¡Yum!
La tarde la pasamos en el parque que había cerca de nuestro hotel (Ueno). Fue curioso ver un lago tan lleno de nenúfares.
Pero estábamos agotados, y nos fuimos pronto a dormir. El día siguiente prometía ser más tranquilo.
2 comentarios:
El abismo es muy chulo, el color del agua impresionante. Por cierto,no sabía lo del volcan!! ya he aprendido algo jeje
aps, los ´Jizos cuidan de los espiritus de los niños, los baberos son afrendas de las familias para que ayuden al espiritu del pequeño a llegar al "cielo".
Que hambre me está entrando al leer tu blog U.U jaja
Por cierto, el lago de ueno no estaba lleno de mosquitos??? en abril tuvimos que salir de ahí porqué era horrible :S
Uff, estuvimos 5 minutos contados por la zona del lago y nos picaron tropecientos mosquitos. Qué horror!
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