domingo, 2 de septiembre de 2012

Kyoto, día 2

Nuestro plan para hoy era pasar el día en Kyoto, y seguir viendo cosas.

Lo primero que vimos fue el Castillo Nijo, que en su tiempo sirvió de residencia a un shōgun, uno de los dirigentes de Japón, que únicamente estaban por debajo del emperador, y aun así de forma nominal. De este castillo llaman la atención varias cosas; la más llamativa es la mayoría del suelo que pisamos es "suelo de ruiseñor", un suelo hecho con maderas flexibles y clavos que "chirría" con cada pisada - era una medida defensiva, para que nadie se pudiese acercar al shōgun sin ser escuchado.

Dentro del palacio no se podían hacer fotos, así que tendréis que conformaros con esta foto de Olga en la entrada. En esta foto también se puede ver que el tinte no ha quedado nada mal.


Yo, por mi lado, ¡tengo gorra nueva! La estoy luciendo en uno de los puentes que atraviesan el foso interno del palacio.


Ver el castillo y los jardines aledaños nos llevó entre 2 y 3 horas. Luego fuimos a esperar el autobús. El local de enfrente de nuestra parada tenía esta persiana tan original:


Nuestra siguiente parada fue el templo Gingakuji, que significa "pabellón de plata". La historia es curiosa: , el plan era pintar el techo de este templo de color plata, pero nunca se llegó a hacer, aunque sí que se quedó con el nombre.

En varios puntos del templo había arena o gravilla rastrillada:

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Los jardines de alrededor del templo tampoco estaban nada mal:


Lo siguiente fue atravesar el "Camino del Filósofo", un paseo de unos 30 minutos, muy agradable bordeando un canal.

Pero hacía calor, así que antes, un heladito estaría bien. Y si Leonardo Dicaprio los recomienda, ¿cómo negarse?

Durante un trecho del camino fuimos detrás de estas dos chicas ataviadas con Kimono.


Y por fin llegamos a nuestro siguiente destino: El templo de Eikan-do. El templo es famoso por los colores de su jardín en otoño, cuando sus plantas cambian de verdes a amarillos y rojos. Nosotros habíamos llegado un poco pronto, pero aquí se puede apreciar ya cómo algunas plantas de alrededor del estanque han empezado a cambiar de color:



En la pagoda del templo, me entretuve haciendo fotos a las arañas (las hay bastante grandes en esa zona) flotando en sus redes invisibles:


Entre templo y templo, un refresquito: Fanta sabor uva. Mi cara refleja muy bien la experiencia.


El último templo que visitamos fue el templo de Nanzen-ji, muy cerca de Eikan-do. De nuevo, unos jardines muy bonitos. Esta vez un grupo de seis chicas en Kimono se estaban haciendo fotos (también vimos una pantilla de posibles yakuzas, miembros de la mafia japonesa, con tatuajes ocupándoles braos y piernas - a ellos no les hicimos fotos por si acaso)


La penúltima visita del día fue al "barrio de las Geishas", formado por algunas manzanas dentro del barrio de Gion, hechas de casas de madera, "al estilo tradicional". No hubo suerte, y no apareció ninguna geisha. De nuevo, únicamente chicas con kimono, que se ven bastante por Kyoto:



Nuestra última parada del día fue el barrio de Pontocho, un sitio genial para cenar en sus terrazas ... si estás dispuesto a pagar el precio, no precisamente bajo.

Una solución más asequible, pero también muy agradable, es pillar algo para llevar, un espray anti-mosquitos y ver el anochecer desde el río, como hicimos nosotros, copiando a los locales:



¡Buenas noches!


1 comentario:

Verónica Paz dijo...

la misma cara se nos quedó con la fanta de uva xD